lunes, 10 de marzo de 2008

MI VISITA OBLIGADA A PARÍS

Sí, algún día tengo que ir a practicar mi malísimo y muy poco recordado francés...Algún día iré a ver la Torre construida por Don Gustave y trataré de subirla por las escaleras en vez de usar el elevador...Algún día, también, caminaré por las rues et les points que Julio Cortázar va mencionando en Rayuela...Miraré la ciudad desde la colina de Montmartre, justo desde donde Nino Quincompoix se asoma por un miralejos y observa a una disfrazada Amélie...y buscaré aquel lugar donde Jean Luc Godard puso a la americana de bello nombre (ja), Patricia Franchini, a gritar "New York Herald Tribune! New York Herald Tribune!..."

Paris, je t'aime...como la serie de cortos que el año pasado presentaron cineastas como los tan de moda hermanos Coen, Walter Salles, Alexander Payne, Wes Craven, Gus Van Sant, Isabel Coixet, Alfonso Cuarón, Gérard Depardieu...entre otros muchos...

Pero, lo que más deseo hacer en la Ciudad Luz, es visitar una de las tumbas del famosísimo Pére Lachaise Cemetière (además de dejar estampado un beso en la de Oscar Wilde): la de George Mélies. Hace ya mucho tiempo, mientras hacía un trabajo sobre él, me encontré en la red las coordenadas exactas donde se encuentran su lápida y tengo bien guardado el papelito donde lo anoté para cuando sea necesario. El de Meliés, cabe decirlo, no fue un funeral de gran ceremonia. El final de este hombre es cinematogràfico, sí; pero más cercano a la tragedia que a la fantasía recreados en sus cuadros... La historia cuenta que el padre de la production à grand spectacle acabó su fortuna haciendo maravillosas películas con una técnica artesanal, y en 1911, tuvo que aceptar la ayuda financiera de su rival Charles Pathé, con la garantía de su estudio y su teatro. Pathé se habría apoderado de ellos muy pronto de no haber sido por el estallido de la guerra, que paralizó la acción judicial, al tiempo que Méliès desaparecía sin dejar rastro.

No se supo más de él hasta que a fines de 1928, un periodista, el director del semanario Ciné-Journal, identificó a Méliès: un viejito olvidado que vendía juquetes en la Gare de Montparnasse. Algunos homenajes se le rindieron despúes de esto para intentar reparar el daño, sin embargo, a su entierro sólo asistieron dos directores de cine: René Clair y Alberto Cavalcanti.

Esto viene a cuento porque estos últimos dos viernes había asistido a un curso de apreciación cinematográfica en el Centro Cultural del Bosque...(al que por cierto mi estimado acompañante cinéfilo obsesivo et moi, no asistiremos más, despúes de escuchar que lo que menos importaba de la obra de Chaplin era el argumento y que el gran Charlot era un chantajista de cuarta...¡qué diría María Luisa, por Dios!). Lo único rescatable, hasta el momento, es que nos han pasado Le voyage dans la Lune (1902) en ambas ocasiones: la primera en una versiòn restaurada y con la narración original que escribió Meliés leída por su nieta, y la segunda con la narración traducida por el maestro en una copia de mayor fidelidad aunque sin final...

Con su cortísima duración, El viaje a la luna es una de las películas que cambió mi vida...de sólo pensar que hubiera podido hacer Meliés con tanta tecnología a la mano me dan escalosfríos..

Y he encontrado un buen pretexto para poner aqui, el que por obvias razones, es probablemente mi video favorito...que original: Tonight, tonight de los Smashing Pumpkins.


You can never ever leave without leaving a piece of youth /Believe in the resolute urgency of now/We'll crucify the insincere tonight/ We'll find a way to offer up the night tonight/ Believe in me as I believe in you, tonight...

1 comentario:

Elizabeth García dijo...

Mmmm... no me gusta ese video. Quiero visitar París. Y pues mejor deja besos en cosas vivas jaja (Ma. Luisa ¿qué? jaja