viernes, 13 de julio de 2007

MARAÑA DE CONTRADICCIONES

No creo que la gente piense que soy una contradicción andante…tal vez sí lo crean las personas que me conocen muy bien, pues ya alguna vez he escuchado cosas como “no pareciera que te guste el rock”, y mi favorita personal: “eres una fresa que se niega a serlo” – gracias Eli-. Pero ese no es el punto. “No en vano me llaman ´pequeña maraña de contradicciones´”, leí hace muchísimo en el Diario de Ana Frank y la frase se me quedó muy grabada.

La contradicción que yo encuentro resulta de preguntarme: ¿por qué deje de escribir? Cuando iba a la primaria me gustaba escribir cuentos, fábulas moralistas con la única finalidad de que mis maestras dijeran: “¡Qué bonito escribes!, ¡sigue así!”, y de donde salieron títulos como “La niña y sus juguetes” – sobre una pobre huérfana que intenta cambiar sus muñecos de trapo por las medicinas que salvarán la vida de su abuelita- , e incluso una saga completa titulada “El país de los animalitos” – híbrido extraño entre las películas de Disney y El viento en los sauces, claras evidencias del esmerado ejemplo que me daban en mi casa- . Iba gritando a los cuatro vientos que quería ser escritora, al mismo tiempo historiadora o arqueóloga. Pensándolo bien, en esa época también escribía para que Danielito pensara que yo era una niña muy inteligente, era el niño más aplicado y con quien siempre estaba en franca competencia literaria, aunque nunca lo pude opacar, dicho sea de paso.

La secundaria fue divertida pero superficial. Cambie la pluma, el papel y los libros de historia por la revista Tú, la música pop, MTV y las series de Sony Entertaiment Television. Aún así, todavía gané un concurso de la SEP, con otra de esas historias infantiles que eran mi especialidad: “La historia de Pico, el gorrión”, un cuento en el mismo sentido que los otros, pero al cual, dí un final de tragedia griega – que hizo llorar a mi mamá - para que fuera más “maduro”.

Hasta ese momento iba por buen camino, digo mi escritura era mediocre, pero andaba por la vida mostrándole mis cuadernos a media humanidad. Después me perdí…durante la preparatoria mis inseguridades no me dejaron otro espacio más que el de mi diario. Un miedo absurdo, ahora lo sé, a la exposición pública, al ridículo y a la crítica me dejaban pasmada, y a más de uno se le hizo extraño que fuera a estudiar Comunicación, porque claro, más que contradictoriamente, mi pretensión más grande en ese entonces era conducir en radio o escribir en una revista, justo cuando lo que más terror me causaba en la vida era ser leída o escuchada. En fin, después se me cruzó el cine, pero esa es historia aparte.

Ya en la Universidad sería reprochable seguir negándome a que alguien dé su opinión sobre lo que hago. Escribir un blog era ya atractivo desde hace un tiempo pero últimamente – un poco antes de que el ocio vacacional me atrapara por completo- me hice asidua visitante de los espacios de algunos amigos (los links están en la columna de la derecha) y terminé por convencerme. Vaya ventajas que nos da la tecnología, si esto hubiera existido en los 50´s seguro que Godard (God- Art?) y Truffaut así hubieran empezado a ser los críticos que terminaron por convertirse en cineastas.

Pues bien, después de esta catarsis en todo el sentido aristotélico de la palabra, espero ya no volver a mostrarles mis traumas aquí, sino más bien un poco de lo que veo, leo, escucho, visito y por supuesto, escribo. Algunos textos ya caducaron, pero igual los voy a publicar. Esperemos que la Red atrape a algún lector despistado, a mis amigos y una que otra araña de Marte.

1 comentario:

Elizabeth García dijo...

Hola
Bueno gracias por mencionarme en tu blog jaja. Me da gusto que por fin hayas decidido escribir todos tus trahumas (no es cierto) pero después de todo un blog puede servir para muchas cosas, de la misma forma espero leer pronto tus reseñas de películas y recomendaciones.
Y en realidad según Figueiras jaja, todos los mexicanos somos contradictorios jaja, así que no te preocupes. Esa justamente puede ser tu inspiración.
Te deseo mucha suerte.
Te mando un abrazo.