lunes, 7 de marzo de 2011

Un regreso que nadie esperaba (ni quería).

Haga usted caso omiso del post anterior. O bueno, más bien compruebe que dos años hacen cambiar a la gente de opinión. Es que en un lapso de tiempo así pasan muchas cosas. En dos años la que esto escribe regresó de su ahora mítica California y le lloró todas las noches –todas- a un recuerdo por más de un año; soñó con ese recuerdo la mitad de esas noches. También escribió una tesis y posee su recién adquirido título de licenciada. Su mejor amiga se casó. Aprendió a cocinar. Descubrió una nueva pasión: viajar. Está aprendiendo a vivir en presente y no en futuro.

En dos años todos los bloggers que conocía se convirtieron o en mis amigos de Facebook o en mis followers de Twitter. Y lo que de verdad nadie esperaba: Lady Gaga llegó a los cuernos de la luna, Michael Jackson se murió, 500 days of Summer se convirtió la When Harry met Sally de nuestra generación,  nos hace calor en enero y se cae el cielo en marzo y los hipsters se pusieron tan de moda que hasta a mí me tocó la etiqueta (but hipsters are too mainstream to me, sorry).

¿Por qué volver aquí? Bueno, porque no hay presente perfecto y esto sigue siendo más barato que la terapia. Además, mi escritura más allá de los 140 caracteres del Twitter necesita práctica. ¿De qué hablaré ahora?  Pensaba recuperar unos textos perdidos de otros blogs que corrieron con menos suerte o hacer  serias críticas cinematográficas. Meh. La verdad, ¿a quién engañamos?,  lo mío, lo mío es el drama humano. Con nuevos temas, eso sí  y lo prometo,  trataré de ser mucho menos personal y mucho más referencial.

Pero bueno, no está tan mal, sólo doy rienda suelta a una máxima del guionismo fílmico que aprendí en, oh, my beloved California:  change, change, change and conflict, conflict, conflict.

¿Objeciones? ¿No? Pues, sean bienvenidos (¡re- bienvenidos!).