viernes, 28 de septiembre de 2007

JE VAIS (rayos! ¿cómo se dice “reprobar”?) MON EXAMEN DE FRANCAIS!!

Son las 8:17 de la noche, y mañana tengo mi examen de final de bimestre de francés. Es inútil, no me concentro. Me prometí no abrir el Messenger, pues en cuanto la ventana se abre, me enfrasco en interminables pláticas, que parecen de café, (¿qué pasa con esta sociedad?, si ya vamos a perder el tiempo, al menos deberíamos perderlo de forma más cálida que enfrente de una pantalla) que al final no llegan a ninguna conclusión satisfactoria, es más ni buscaban llegar a ella, sólo nos gusta estar acompañados. De cualquier forma, los viernes la gente no se conecta, tiene cosas más interesantes que hacer.

En fin, con toda el deseo de buscar grabados de José Guadalupe Posada (de quien por cierto soy bien fan) para enviárselos a una de mis “jefas” de Trovalada, llegué al blog de Pedro y de ahí al de Eli, y luego al mío, entonces me dije: “Bueno, si ya estoy aquí voy a subir un post…no he tenido tiempo…mmm la escuela me absorbe demasiado, bueno como siempre…”, y pensé en subir algo ya escrito, pero lo que salió fue comenzar a escribir esto, sea lo que sea.

A pesar de todas mis buenas intenciones, no puedo evitar subir mis “traumas” al blog; al final para eso es, pues como ya me explayé en “Divagar”, los seres humanos no somos capaces más que de referenciar lo que está en nuestro interior, así escribamos un artículo sobre las características específicas del mapa genómico de los habitantes de Uzbekistán.

Tengo mucho que hacer: estudiar para el examen de mañana, arreglar mi proyecto para el profe Carrasco (¡urge!, ¡urge!), preparar mi exposición del Buñuel surrealista, las veinte mil tareas de la “locura tropical” del profe Del Valle, leer la reforma electoral, algún día abrir el libro de producción de tv, calificar trabajos de la clase de Lenguaje, escuchar el podcast de Nes, y el disco de música brasileña que me pasó Rodrigo, editar la cápsula de Leonel Soto, y arreglar el desastre de cuarto que tengo. Sí, me quejo demasiado, de hecho, me gusta quejarme, es mi forma de liberar el estrés: “¡¡Tengo mucho que hacer!!”.

Sin embargo, la realidad es que por ahora me encanta lo que hago: me encanta estudiar producción, adoro mis clases e ir los martes al IMER, me gusta pasar mis sábados en el francés, corregir los trabajos de los alumnos de Diana, pasar horas aparentemente pérdidas en youtube o en google buscando música o películas…aunque me queje. Ni modo, todavía falta mucho semestre y hasta yo tengo que soportar mis histerias sobre la vida de vez en cuando.

Vaya, este fue el post que debió llamarse “divagar”, mmm alguien dígame si tiene pies y cabeza…Para poner punto final a este viaje, que mejor que los elefantes azules, luces neón y conejos rosas de “Do you realize??” de los Flaming Lips…

miércoles, 19 de septiembre de 2007

MEMORIAS DEL ÚLTIMO AÑO

A diferencia mía, durante la preparatoria conocí a alguien con toda la creatividad y talento para escribir una serie de cuentos raros y divertidos en su clase de Creación Literaria (impartida por el profe Juan Manuel Becerril a.k.a. Spider). El siguiente texto, del cual tengo los derechos exclusivos, lo presentó en el último año en un evento donde los participantes de dicho taller leyeron sus trabajos; por cierto, también fungió como maestro de ceremonias.

Feliz cumpleaños, Jorge. Ojalá que estés escribiendo de nuevo, esto es sólo para que recuerdes…

Adiós…
Por Jorge Antonio Contreras Domínguez

Fue mi más grande amor, mi mayor orgullo. Un día ya no estaba…me dejó, sin darme ninguna explicación, ni haberse detenido para decirme: ¿qué estuvo mal?

Al levantarme por las mañanas, veía salir el Sol con un entusiasmo sólo comparable con la explosión del big- bang, la cual estremecía todo en mi interior; era maravilloso contar con tal pasión, sentirla en la mañana, en la tarde y toda la noche.

¿Qué haré ahora? Ciertamente, lo ignoro. Me asusta en demasía la simple idea de tener que enfrentarme al espejo y ver del otro lado un ente extraño, tal vez opaco, vacío, como si el Sol dejara de arder o su resplandor se hubiera extinguido.

A cada minuto me pregunto, ¿…y, si estuviera aquí?:

Supongo que sería más fácil caminar por la calle, hablarle a la gente, dejar fluir el cauce de mis ideas, en vez de lastimar la visión de más de un peatón.
1.1 Aunque, por otro lado, creo que no soportan la luz que irradia de mi personalidad, comenzando por el Polo Norte de mi ser, génesis de mis pensamientos y coordinador de mis movimientos.

Rayando por el camino de la especulación, imagino como sería mi vida cotidiana. Dejaría de representar un punto de referencia para las masas…

2.1 …y en una de esas, se desvanecería mi parecido con aquel infame, que con gesto ridículo y la voz plagosa, aparece todos los domingos vociferando cantos bélicos que emergen de la pasión de “todos los aficionados que viven la intensidad del fútbol”.

La delgada línea que divide la realidad del mundo de lo imposible, me limita para seguir entregándole todas mis caricias, emociones, sentimientos, a aquel amor que estuvo aquí…allá…en medio…en mi imagen.

Pienso en todas partes, y hoy, en ninguna.

3.1 Lo mejor para salvar mi alma quebrantada es creer que algún día, no muy lejano, por la cantidad de males que me aquejan y carcomen mi existencia días con día, nos encontraremos de nuevo y nos fundiremos en uno solo, indivisible y eterno.

Por lo pronto, nada de esto ha sucedido; yo, sigo en la pena y el dolor que causa la incertidumbre, grabando mi propio epitafio el cual deberías decir: “Aquí yace quien amó con todas sus fuerzas, lo que todo hombre debe amar”.

Perfecta descripción para lo que una vez atesoré e inexplicable y súbitamente perdí.

Al final sólo te puedo decir adiós…querido cabello…

domingo, 2 de septiembre de 2007

DIVAGAR

La vida se acumula, esperando ser resuelta…y yo, sin poder concentrarme en ella.

“Destino”, lo llaman quienes esperan que el camino de sus vidas haya sido celestialmente otorgado mucho antes de tener que hacer una elección. Otros prefieren la “casualidad”, el “azar”; para mí, son sólo “cosas que pasan”, misteriosa serie de sucesos que fueron encadenándose hasta que el preciso lugar embistió de frente con el preciso momento.

Esta es la forma en que inicia toda comunión de mundos: ¿qué otra cosa podemos referenciar cuando hablamos sino a nosotros mismos?, ¿qué otra cosa sino el universo propio? Cuando en este intercambio de entes abstractos la banalidad muere y se toca el alma, no existe emoción más grande que la de encontrar en alguien un mundo capaz de amalgamarse con el tuyo, de dejar profundas huellas.

Ahora me pregunto: ¿pensaste alguna vez lo mismo?, ¿habrá quedado algo –pequeño, hasta vacío- de mí en ti?

Maldita la hora en que siempre antepongo la idea a la persona, el corazón se confunde (¿de verdad el corazón?) y las ilusiones crecen sin sentido, más como malahierba que como flores.

Y al final yo seguiré ahí, nada va a cambiar. Esperaré, cada vez menos impaciente, el momento de encontrarnos, pero la euforia de poner seres divinos entre nosotros perdurará.

Y…y…creo que ya divague mucho…