domingo, 10 de abril de 2011

CUBICLE BREAK

Todos han tenido uno. Einstein fue un burócrata durante muchísimo tiempo (si, bueno… tú no eres  Einstein). También Buñuel (sí, por cierto, él lo fue en el MOMA de NY).

Se me cayeron los argumentos, para variar.

Bienvenidos a la etapa del cubicle break. Porque todos los que pasamos por ella estamos convencidos que a) efectivamente es una etapa,  b) es un break de nuestras vidas azotadas, complicadas y artísticamente frustradas… y esto que en apariencia podría ser para cualquiera un cortón de alas y miras y un choque en bruto de tus expectativas con la realidad, no son más que las más placenteras vacaciones…en lo que algo más sucede, o en lo que ahorras, o en lo que...

Pero, ¡oh, vida burócrata seductora! Horario de medio tiempo, prestaciones, estímulos, seguridad social y  también hay que decirlo: buena ondita laboral. Y, -por fin-es un trabajo como el que todo el mundo me dijo que debería tener algún día. Y sí, la normalidad hace que  ahora sólo pueda pensar en qué haré (o a dónde me iré…) con el primer cheque que cobre.

¿Y me pongo mal porque mi amiga catalana está a dos de irse a Inglaterra becada a la London Film School? ¿O porque me encantaría andar por el mundo con nada más que una mochila y una cámara haciendo un documental como la otra chica española que conocí en California? No. En principio, si. Estaba histérica. Ahora… sólo trato de que la vida fluya.

Me sigo escapando a ratos de la realidad, como siempre. Eso sí, sospechosamente, últimamente mis fugas al universo alterno son un poco más pop que de costumbre. Esta una versión aproximada de los hechos:

Las 12:59 pm. Ajá, una ventanita del msn parpadea. El DreanWeaver abierto y yo viéndolo como tratando de exprimirle una verdad que no me dirá, ¿primero cropeo la imagen en PhotoShop o mejor me encargo de una vez del pendiente que dejó de ser pendiente y se ha convertido en urgente? Azoto el lápiz o la pluma sobre la superficie de mi escritorio y veo el reloj, cual Britney Spears en el video de Baby One More Time. Pero en realidad mi mente se sincroniza entonces con la voz de Madonna que dice “… time goes by so slowly, time goes by so slowly…” y de repente todo brinca al video de My friend (ay, Miss Stardust, ya quisieras...) de Groove Armada. Oh por dios. La 1:07pm. Trabajemos.

Yo odiaba ese video, era la prueba máxima de las vidas desperdiciadas. Ahora, me encanta.

¿Qué tienen qué ver los sueños, las expectativas, los ideales, y esas cosas que siguen estando en mi cabeza con todo esto? Nada. Es un break, un break justamente de todas ellas.

Bendito seas placebo de la vida de escritorio. 

lunes, 7 de marzo de 2011

Un regreso que nadie esperaba (ni quería).

Haga usted caso omiso del post anterior. O bueno, más bien compruebe que dos años hacen cambiar a la gente de opinión. Es que en un lapso de tiempo así pasan muchas cosas. En dos años la que esto escribe regresó de su ahora mítica California y le lloró todas las noches –todas- a un recuerdo por más de un año; soñó con ese recuerdo la mitad de esas noches. También escribió una tesis y posee su recién adquirido título de licenciada. Su mejor amiga se casó. Aprendió a cocinar. Descubrió una nueva pasión: viajar. Está aprendiendo a vivir en presente y no en futuro.

En dos años todos los bloggers que conocía se convirtieron o en mis amigos de Facebook o en mis followers de Twitter. Y lo que de verdad nadie esperaba: Lady Gaga llegó a los cuernos de la luna, Michael Jackson se murió, 500 days of Summer se convirtió la When Harry met Sally de nuestra generación,  nos hace calor en enero y se cae el cielo en marzo y los hipsters se pusieron tan de moda que hasta a mí me tocó la etiqueta (but hipsters are too mainstream to me, sorry).

¿Por qué volver aquí? Bueno, porque no hay presente perfecto y esto sigue siendo más barato que la terapia. Además, mi escritura más allá de los 140 caracteres del Twitter necesita práctica. ¿De qué hablaré ahora?  Pensaba recuperar unos textos perdidos de otros blogs que corrieron con menos suerte o hacer  serias críticas cinematográficas. Meh. La verdad, ¿a quién engañamos?,  lo mío, lo mío es el drama humano. Con nuevos temas, eso sí  y lo prometo,  trataré de ser mucho menos personal y mucho más referencial.

Pero bueno, no está tan mal, sólo doy rienda suelta a una máxima del guionismo fílmico que aprendí en, oh, my beloved California:  change, change, change and conflict, conflict, conflict.

¿Objeciones? ¿No? Pues, sean bienvenidos (¡re- bienvenidos!).